martes, 28 de febrero de 2012

Avances que nadie puede ignorar


Un dato elocuente sobre cómo ha marchado nuestra economía es que el Producto Interno Bruto, que es la suma de todos los bienes y servicios producidos por el país cada año, aumentó de 22 mil a 55 mil millones de dólares en ocho años.
 Durante ese tiempo, la economía creció a un ritmo de 7 por ciento anual, y en esa medida el impacto se ha sentido en los niveles de inflación y desempleo que han descendido significativamente, según dijo ayer el presidente Leonel Fernández en su rendición anual de cuentas ñla última de esta gestiónñ ante la Asamblea Nacional.
 Sólo bajo un marco de garantías jurídicas, de oportunidades y de rentabilidad de los negocios, de fluentes inversiones extranjeras y de una disciplina económica permanente, un país puede lograr estos índices que reflejan mejoría en la vida de una nación. En lugar de retroceso, el país, en su economía y en su estado de amplia democracia, ha avanzado.
 Negarlo sería una necedad, una inútil inconsecuencia.
 Esa estabilidad que hemos ganado, y que la acaba de subrayar ahora el gobernador del Banco Central, Héctor Valdez Albizu, al señalar que se mantiene un absoluto control de la tasa de cambio del dólar, es la que están llamados a defender y garantizar los nuevos gobernantes que el pueblo elija el 20 de mayo.
Nadie puede poner en juego estos logros, ni malograr el ritmo de obras y construcciones ni las políticas que se han ejecutado en el marco de la estrategia nacional de desarrollo. Estos avances deben ser irreversibles. Deben proseguir, y para ello se requiere que los nuevos gobernantes estén sintonizados con las nociones modernas del desarrollo y que, con aplomo y seriedad, se comprometan con altas metas para el progreso, como lo desea y lo necesita el pueblo dominicano.

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